La negociación del Convenio empieza con bromas de mal gusto.
Como ya es conocido, este año toca renegociar el Convenio Colectivo, bajo el signo de la crisis, de las integraciones y de las prejubilaciones.
La Patronal (ACARL), ha tardado muy poco en sacarse de la chistera (léase chistera como adorno de la cabeza, pero también como caja de chistes) su primera broma pesada: la reducción de los salarios en un 4,5 % sobre IPC hasta 2015.
Este concepto, que parece enrevesado, se explica así: supongamos un profesional que percibe 2.000 euros al mes, y supongamos un IPC que sube hasta el 3 % (algo no cuestionable si siguen las cosas como van). Esta aplicación salarial supondría una rebaja de un 1,5% (3 – 4,5 = -1,5), pasando a percibir 1.970 euros/mes.
Lo grave de la cuestión no es sólo esa reducción en términos efectivos, sino que la gasolina, el pan, la luz, el seguro de la casa, el colegio, etc habrán subido de media un 3% (el IPC), por lo que, lo que antes se podía comprar con 2.000 euros, ahora se tiene que pagar a 2.060. Pérdida real: 90 euros, que trasladados al total anual se convierten en más de mil. Y eso teniendo en cuenta que un salario medio de 2.000 al mes es de la franja más baja de los niveles PDP. Cuanto más se sube en esa escala, peor es la cosa.
Después de que paguemos las integraciones a base de prejubilaciones, despidos, bajas indemnizadas, movilidades geográficas, pérdidas funcionales, etc., está claro que la idea es que los profesionales sigamos arrimando el hombro, a costa de la merma progresiva de nuestros bolsillos.
Casi sin duda, esta propuesta insensata se usará como contrapartida de otra más extravagante, que aun no se ha vislumbrado, por lo que, como viene sucediendo en los últimos Convenios de Sector, los negociadores que representan a los trabajadores acabarán firmando algo que puedan “vendernos” como el mejor acuerdo posible.
Este Convenio afectará por igual a Caixa Ontiyent, que cuenta con una plantilla de 232 trabajadores, y a Bankia, que casi multiplica esa cifra por 100. Son dos problemáticas distintas, dos complejidades totalmente diferentes y no se les puede aplicar una medida común, porque no responde a ninguna de las dos realidades.
ACCAM/ACPCA siempre ha abogado, en solitario, por la negociación de los Convenios a nivel de Empresa, donde se analicen las necesidades desde la especificidad propia de cada Entidad y se adopten las medidas que resulten válidas, como consecuencia de dicho análisis.
No estamos de acuerdo en el planteamiento de que todos seamos iguales dentro del Sector, porque no lo somos. De ahí el rompecabezas de las homologaciones en los SIP. Y ahora, encima, nos quieren quitar el jamón para darnos mortadela, eso sí, a precio de jabugo.
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