HABLANDO CLARO

Cada vez que se convoca una reunión de Zona, han de acudir a ella profesionales que no residen en misma población dónde dicha Dirección de Zona se ubica, exigiendo desplazamientos en transporte público, ya sea avión, tren, autobús o barco. Esto no es nuevo. Se lleva haciendo tanto tiempo que hemos perdido la cuenta.

Y parece ser, que lejos de terminarse esa actitud hacia la vida privada de las personas, cada vez se convocan más y más reuniones fuera de la jornada laboral. Y en más de un caso, el retorno al domicilio se realiza a horas más que intempestivas. Esto no llama la atención a nadie. Parece que hemos dado por aceptado que las cosas son así, que tienen que ser así y que van a seguir siendo así.

No cabe duda de que estamos en proceso de reestructuración, con la salida de Bankia a Bolsa a la vuelta de la esquina, con mil y un problemas derivados de los cierres de oficinas, de la integración, etc. etc., pero ésta no es forma de proceder. 

Desgraciadamente, hay quien confunde el concepto “recursos humanos” con “piezas de ajedrez”, a las que mueve como le apetece, sin la más mínima consideración hacia su situación personal, familiar o profesional. Personas que se arrogan la capacidad de distribuir los tiempos ajenos, a su conveniencia, sin importarles lo más mínimo las circunstancias individuales de cada cual. Esto no es una decisión extemporánea, es un atropello flagrante, un abuso inadmisible.

Aunque algunos se nieguen a aceptarlo, los tiempos de “tanto te quedas en la oficina, tanto vales” pertenecen a un pasado laboral rancio, que ha sido puesto en tela de juicio por decenas de analistas del mercado laboral. En este tiempo que vivimos, prima el desarrollo de la persona, las relaciones humanas, el ocio, la cultura y un sinfín de cuestiones que nada tienen que ver con la permanencia en el lugar de trabajo. No darse cuenta de esto es querer cerrar los ojos a la realidad.

Todos actuamos en nuestro trabajo de forma responsable. Sabemos cuándo tenemos que estirar un poco la jornada para terminar ese expediente de préstamo o para llamar a ese cliente que nos interesa. Pero lo que es absolutamente pernicioso y degradante, es ser convocado a una reunión cuando deberíamos estar disfrutando de otros menesteres. Nuestro tiempo libre nos pertenece, ni pertenece a Bankia ni a ninguno de sus integrantes, tenga el rango que tenga.

Apoyarse en el miedo, en las dudas suscitadas por la reorganización interna, por los cierres de oficinas, por los traslados, incluso por los desequilibrios financieros, es tan sumamente despótico, que quien formule (que lo hay) ese tipo de amenaza velada, debería ser juzgado con severidad.

Bankia, esa nueva forma de hacer banca, que parece heredar todos los defectos de las siete Entidades y muy poco de sus virtudes, debe poner fin a estas actuaciones, y debe hacerlo de forma contundente.

ACPCA/ACCAM invocará toda la legislación en vigor, especialmente el Estatuto de los Trabajadores, el Convenio Colectivo y la Ley para la Conciliación de la Vida Familiar y Laboral.


El horario de trabajo, donde esos desplazamientos son exigibles, es de 8 de la mañana a 3 de la tarde, salvo aquellas Oficinas o Departamentos que tienen horarios especiales y a los que se debe la misma consideración. Fuera de esa horquilla horaria, absolutamente nadie puede permitirse la ligereza de convocar, fijar la hora, exigir la presencia (incluso con amenazas veladas), y devolver a su domicilio a la hora que le parece bien, a ningún profesional de esta Entidad.

Que quede claro.


. Imprime esta entrada

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión nos interesa.